Fargo 

Los coches de Fargo: Testigos de un crimen en la nieve

En Fargo (1996), los coches no son solo medios de transporte, sino silenciosos testigos de la tragedia, la codicia y la violencia que se desarrollan en los paisajes nevados de Minnesota y Dakota del Norte. Desde el primer minuto, los vehículos juegan un papel crucial en la historia, reflejando la personalidad de sus dueños y sirviendo como escenarios de momentos clave.

Uno de los coches más icónicos es el Oldsmobile Ciera marrón, conducido por Jerry Lundegaard (William H. Macy). Este sedán anodino y modesto encarna a la perfección la mediocridad de su dueño, un hombre atrapado en sus propias mentiras y ambiciones frustradas. El Ciera es el epicentro de la trama, ya que su robo da inicio a la cadena de eventos catastróficos que definen la película.

El Ford Sierra negro que conducen los secuestradores Carl Showalter (Steve Buscemi) y Gaear Grimsrud (Peter Stormare) representa el peligro y la imprevisibilidad. En varias escenas, este coche se desliza por carreteras cubiertas de nieve, simbolizando el caos que estos criminales traen consigo. Finalmente, termina cubierto de sangre, marcando el inevitable destino de quienes intentan sacar provecho del crimen sin medir las consecuencias.

Por otro lado, la patrulla de policía de la agente Marge Gunderson (Frances McDormand) es un reflejo de la ley y el orden en medio del desastre. Su coche, con su intermitente rojo y azul, se convierte en el faro de justicia en un mundo dominado por la corrupción y la desesperación.

Los coches en Fargo no solo transportan a los personajes, sino que también funcionan como símbolos de su moralidad (o falta de ella). Ya sea en un sedán aburrido, un coche robado o una patrulla policial, cada vehículo contribuye a la atmósfera de desesperación y fatalismo que define esta obra maestra del cine negro.