En John Wick (2014), los coches no son solo vehículos, sino símbolos de poder, pérdida y venganza. Desde el inicio, la historia está impulsada por el robo de un automóvil: el icónico 1969 Ford Mustang Boss 429, perteneciente a John Wick (Keanu Reeves). Este coche representa su pasado, su amor por la c...
En John Wick (2014), los coches no son solo vehículos, sino símbolos de poder, pérdida y venganza. Desde el inicio, la historia está impulsada por el robo de un automóvil: el icónico 1969 Ford Mustang Boss 429, perteneciente a John Wick (Keanu Reeves). Este coche representa su pasado, su amor por la conducción y el último vínculo con su esposa fallecida. Cuando Iosef Tarasov (Alfie Allen) lo roba y mata a su perro, despierta a la leyenda del asesino retirado, desatando una ola de violencia imparable.
Otro vehículo clave en la película es el Chevrolet Chevelle SS 1970, que Wick usa temporalmente. Aunque menos icónico que su Mustang, este muscle car sigue la misma estética agresiva y clásica, encajando con la personalidad de su dueño: un hombre eficiente, letal y con una elegancia brutal.
Los coches en John Wick no solo sirven como medios de transporte; son extensiones de la identidad del protagonista. Sus movimientos en persecuciones y combates automovilísticos reflejan su precisión y dominio de la violencia. El rugido del motor y los derrapes en las calles nocturnas de Nueva York se convierten en parte del lenguaje visual de la película, reforzando la mezcla de acción estilizada y estética neo-noir.
En John Wick, los coches no son simples máquinas: son recuerdos, armas y símbolos de una vida que John intenta recuperar, pero que, como su Mustang robado, parece estar fuera de su alcance.